Desde Evang 10 Oct2021

  • 10 de Octubre de 2021
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Las tres miradas.
En la primera Jesús mira fijamente y con cariño a aquel hombre que ha llegado corriendo a su encuentro. Es un hombre que tiene muchos bienes.
Una persona que ha cumplido todo (desde pequeño, dirá)
Y Jesús le invita a seguirle.
“Sígueme” (=es la palabra final del diálogo con él)

Pero él se lo pensó, frunció el ceño y se marchó pesaroso porque tenía muchos bienes.
Aquel hombre era piadoso y….rico.
Porque piadoso y rico se puede ser.
Lo que ya resulta más difícil es ser seguidor, discípulo de Jesús y… rico.

A pesar de todo, Jesús se le quedó mirando con cariño.


La segunda mirada.
Jesús mirando a su alrededor…
Se hace consciente (e invita a los discípulos a que lo sean) del sufrimiento, del dolor de tanta gente, de tantas personas que no tienen nada. Que son pobres.
Consciente y compasivo con esa injusta situación de desigualdad.
Donde unos pocos tienen tanto y tantos muchos tienen poco o no tienen nada

Y, entonces, dice en voz alta: “¡Que difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!” Y por si quedaban dudas el ejemplo del camello y el ojo de una aguja.


Tercera mirada
Jesús mirando a sus discípulos (cuando estos le dicen asombrados y sorprendidos: “Entonces ¿quién puede salvarse?”), les mira fijamente y les pide que confíen un poco más, que confíen en Dios.
Que se dejen llevar por Dios y por los valores del Reino y no por sus propias seguridades, posesiones y riquezas.


2.- A mí, hoy, me gustaría que nos dejásemos mirar tres veces por Jesús. ¿Cómo? Pues desde el silencio, la confianza, en libertad y no intentando buscar justificaciones o a lo que soy, tengo o hago.

Primero para preguntarme y revisar en mi vida…¿Dónde pongo mi confianza? ¿Qué cosas debería dejar que me están estorbando para ser seguidor/a discípulo/a de Jesús? ¿Qué me está impidiendo vivir hoy los valores que Jesús nos propone?

En Segundo lugar, si nos dejamos mirar por Jesús… tendremos que mirar a nuestro alrededor, mirar a nuestra sociedad, a nuestro mundo y hacernos conscientes del sufrimiento de tantas personas que viven en pobreza, injusticia y exclusión. Hacernos cargo para cargar con esas situaciones.
Caminando juntos en una austeridad compartida que haga justicia a los más pobres.
“Mas corazón en las manos, hermanos” (C.Lelis)

Y en Tercer lugar, si me dejo mirar por Jesús, su mirada me animará a seguirle. Confiando en Dios. Que hace posible lo que parecía imposible.
Y dejando otros anclajes y seguridades mias, dejando cosas y riquezas… para dar sentido a mi vivir y un día a mi morir.
Y así teniendo una vida plena, una vida eterna.



¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?-le preguntó.
-Ya sabes los mandamientos…(le dijo Jesús). Y le recitó solo los que tienen que ver con el prójimo. Omitió los que tienen que ver con Dios.


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