Ayer, 10 de diciembre, cuando la lluvia calaba, un pequeño pelotón de muchachos y muchachas apareció en BerriOna. Venían en bicicleta desde Estíbaliz, un poco empapados, pero con esa alegría limpia que sólo nace en los caminos largos. Eran alumnos de religión de la escuela pública, guiados por sus profesores, con Abetto marcando el paso como un pastor antiguo que sabe a dónde conduce la senda.
Llegaban para aprender, para escuchar, para dejar que algo del lugar se les pegase al corazón.
Además, coincidía que el 10 de diciembre es el día de los Derechos Humanos, por eso, después de contarles qué es y qué hacemos en centro pastoral BerriOna, la pequeña oración que rezamos decía entre otras frases…:
“…haznos entender que cada persona vale, que nadie sobra, que todos y todas merecemos dignidad, respeto y cuidado….”
En BerriOna terminaban su recorrido bicicletero con un chocolate con bizcochos.
Cansados y felices, así como han llegado siempre los verdaderos peregrinos/as.
Urez blai, Berri onez blai
¡Hasta la próxima!