DOMINGO VI de Pascua. (Evang de Juan: 14, 23-29)
1.-Yo he tenido la experiencia (sin duda, tú también) de que cuando he vivido…esos picos de la vida, esos picos de vida de nuestra historia personal que nos ponen en el límite del dolor, del abandono, del duelo, de no encontrar el camino….
… o al contrario (y, sobre todo, también) esos picos de la vida que nos llevan al límite de entrega, de la dedicación, del amor, de la solidaridad compasiva, …( A veces puestos a la escucha del silencio o a veces en el bullicio de la vida diaria)
…Esos momentos donde la conciencia se aclara y brilla más que nunca. Donde vemos lo que somos pero también lo que podemos ser,….
Esos momentos de consciencia…. donde intuimos que “Dios nos visita” y le descubrimos dentro de nosotros. Habitando en nosotros, en nosotras.
……..
Es la experiencia de lo que decía Jesús cuando dice: “El que me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él”
Es el fruto de la Pascua. El Dios que me habita. Descubrir, caer en la cuenta de “Dios que habita en mí”.
(Cartel= Habitando en mí)
2.-En la fachada del santuario de Aranzazu hay una obra del escultor Jorge Oteiza . Son 14 apóstoles. (¿Cuándo ha sido la última vez que has estado por allí?)
… y si los recordáis están esculpido vaciados por dentro. (“Como animales sagrados abiertos en canal”-dirá el autor)
Oteiza los esculpió así porque había entendido que para que Dios habite en mí, dentro de mí, debo hacerle hueco.
Porque si estoy lleno de cosas, de ideas preconcebidas, de egos, de pre-ocupaciones, de… entonces Dios no puede entrar ni encontrará sitio donde habitar.
3.- Por el contrario si hacemos hueco, nos descubriremos llenos de Dios (como los profetas, como los místicos, como todos los buenos creyentes de todos los tiempos,…). Y podremos recibir los dos dones que Jesús nos ofrece.
Según el evangelio de hoy: La PAZ y la promesa del ESPÍRITU.
Una paz para sentirla, vivirla en mi vida,
pero también para darla.
Y también para gritarla con el grito de denuncia de tanta barbarie de guerras e insoportable genocidio. Con el grito que reclama justicia ante tanto abuso del dinero y el poder.
Una paz que no es como la que da el mundo.
Una paz que serena nuestro corazón y nuestra vida. “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”
Y la promesa del Espíritu que nos enseñará y nos recordará todo lo que Jesús nos ha dicho. Que nos dirá y nos recordará una forma de vivir.
Para que al final seamos (en nuestra vida) TESTIGOS DEL DIOS QUE NOS HABITA.
Todo esto os lo he dicho –termina diciendo Jesús-
Para que sigáis creyendo cuando suceda lo que suceda y a pesar de lo que suceda.
“Os lo he dicho ahora, antes de que suceda para que, cuando suceda, sigáis creyendo”
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