Desde Evang domingo 31 Enero
- 31 de Enero de 2021
.jpg)
No basta con usar las palabras para que estas tengan fuerza de vida y sean capaces de transformar la realidad, es necesario habitarlas.
No basta con usarlas sino habitarlas.
No basta usarlas sino vivirlas.
Dice el evangelio de hoy que Jesús enseñaba.
(No dice qué. Pero ya nos había dicho el evangelista Marcos, al comienzo de su libro que Jesús traía y anunciaba la Buena Noticia de Dios)
Y la gente se quedó admirada de su enseñanza (porque no habla como los escribas, como los maestros de la Ley) sino con autoridad.
Unas palabras que… 1º Contagian ilusión, asombro, pasmo en la gente. Y que les hace preguntarse unos a otros: Pero ¿qué es esto?, Pero ¿quién es éste?
Que en 2º lugar: hacen que la gente se posicione.
Unos se admiran pero también vemos como otro le dice: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?
¡Que curioso! no es solo uno. Porque habla en plural!
Y por último, es una palabra que transforma: “Cállate y sal fuera de este hombre! –le grita Jesús.-Y el espíritu lo retorció y dando un fuerte grito salió”
Y yo, tu, nosotros/as también escuchamos la Palabra de Jesús cada domingo. ¿Qué asombro nos provoca?
Y a ¿qué nos mueve? ¿A dónde nos hace posicionarnos cuando estamos en la vida diaria y concreta?
Y ¿Cuáles son nuestras resistencias a cambiar, a vivir desde opciones más fraternas, compasivas y solidarias?
Al final…¿usamos, oímos sin más la Palabra o intentamos que nos habite?
¡Que no dejemos de asombrarnos! de la Palabra de Dios, de la vida misma cada día, de los demás, de nosotros mismo,…..
Nacemos con la capacidad natural de asombrarse.
Y luego nos pasa que ya un día hasta decimos: a mí ya no me sorprende nada, no me asombra nada.
“y se quedaron asombrados de su doctrina… y se preguntabas estupefactos …”