Desde Evang domingo 27 Dic. Sda Familia
- 27 de Diciembre de 2020
SIMEÓN Y ANA
Dos mayores Dos ancianos pero que hoy nos enseñan, cosas importantes de la vida.
SIMEÓN, por ejemplo
Cuando a veces nos jactamos de que yo ya he visto todo y que ¡que me va a sorprender ya!, pues este hombre mayor nos enseña: Que a pesar de los años se puede seguir soñando, esperando: (“Que no vería la muerte sin antes haber visto al Mesías)
Un hombre que se deja guiar por el Espíritu, por el viento de Dios. Por eso (“impulsado por el Espíritu…”)
Un hombre que sabe ver entre la gente, entre lo normal de un día a la entrada del templo…entre lo cotidiano a Dios (Simeón se dirigió a donde venían José y María y les pidió coger al niño)
Un hombre que levanta en vuelo y sostiene a un niño, al que bendice y al que llama el Salvador.
Y surge espontanea la pregunta= ¿Quién sostiene a quien?. ¿Acaso no es el Salvador, Dios quien sostiene la vida y la fe de este hombre?
Y un hombre, por último que sabe marcharse, despedirse (“Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz”). Puede morir en paz. Porque sus ojos, casi ciegos, han descubierto la luz y la vida.
Y ANA
Una mujer, también mayor, que habla sin ser charlatana, No refunfuña sino que alaba. No las lamentaciones sino las maravillas.,
Y dice el evangelio que “Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel”. Ana hace correr la noticia esperada. Es una mujer portadora de la buena y alegre noticia.
Y es sorprendente como una mujer de ochenta y cuatro años es quién sabe la novedad.