Lo importante no es acumular, acaparar, guardar para sí sino vivir con sentido y en relación a los demás.
El personaje de la parábola que cuenta hoy Jesús agranda sus graneros pero no sabe ensanchar el horizonte de su vida. Acrecienta su riqueza, pero se empobrece a sí mismo, acumula bienes pero no conoce la entrega de la amistad y del amor generoso, del dar y de la solidaridad.
No sabe donar, ni compartir. Solo acaparar.
Y esto que cuenta Jesús no es un cuento piadoso. Solo hace falta mirar a la realidad actual para…. ver:
¡Como salen a la luz cada día personas que se han enriquecido y se enriquecen a costa de los demás!
¡Cómo la banca y otras instituciones blindan el dinero para no dejar de ganar!
¡Cómo personajes de la tele quieren hacerse ricos en unas horas y sin esfuerzos a costa de vender lo que sea!
¡Cómo yo…. cómo tú…!
¡Basta ya de tanta insensatez y de tanta insolidaridad! – dice la Palabra de Dios.
Para acertar en la vida, para darle sentido, es necesario cultivar el espíritu; aportar presencia y manos gratuitas y solidarias; experimentar el misterio de lo trascendente; agradecer la vida; vivir de manera honrada y compasiva; luchar por el bien de los más débiles y sus derechos,…
Es decir todo eso que Jesús nos recordaba cuando decía: “el que quiera guardar su vida la perderá, pero el que gaste, pierda su vida por los demás la salvará y la llenará de sentido”
San Ignacio, cuya fiesta celebramos recogió estas palabras de Jesús y también las hizo lema de su vivir y morir.