Cuenta la historia que un día el abad Lot fue a ver al abad José y le dijo: “Yo en lo que puedo, mantengo una vida sencilla, hago pequeños compromisos, practico algo de oración y meditación, guardo silencio y, en la medida de lo posible, procuro mantener limpio mi pensamiento. ¿Qué mas debería hacer?”
El viejo monje se puso en pie, alzó las manos hacia el cielo, y sus dedos se convirtieron en diez antorchas llameantes. Entonces dijo: “¿Por qué no te transformas en fuego?”