Con mucho sentido esta fiesta nos recuerda algo importante. La tierra y el cielo no tienen línea de separación. Son dos realidades, intuiciones y experiencias. Que equilibran nuestra vida.
Por un lado: pisar la tierra. Asumir nuestro turno y nuestro tiempo. Jesús ha caminado delante y al lado de nosotros. Nos he dejado sus huellas humanas y divinas, sus palabras y sus acciones. Su vida y su muerte resucitada.
Ahora, nos pasa el testigo a nosotros, a mí, a ti.
Somos continuadores de su obra. Es nuestro turno.
Hoy y aquí. Sí. Es en este tiempo y en este lugar, con estas circunstancias. Dejando huellas en el barro.
Por otro: mirar al cielo, levantar la vista un poco más allá. Abrir el horizonte
Dios es ascensión, es vida creciente, fuerza creativa que nos hace crecer y nos llena de aspiraciones. En el evangelio Jesús dice y actúa: “levántate”, “ponte en pie”, “sal fuera”, …
El tiempo y la fiesta del futuro, de la esperanza, del cielo.
Solo quien tiene fe en el futuro puede vivir intensamente el presente. Solo quien conoce el destino camina con firmeza a pesar de los obstáculos.
Los pies en el suelo y la cabeza en las estrellas.
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Hoy en "La Palabra", a las 19,00h en BerriOna, compartiremos, rezaremos y comentaremos este pasaje del evangelio de hoy. Mateo, 28, 16-20
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