Sentimos que nuestras manos y nuestros pies están atados y trabados con vendas y ataduras que nos van impidiendo echar una mano y hacernos presentes allí donde deberíamos estar.
Nos indignamos al descubrir a tantas personas a las que la injusticia, la exclusión, la indiferencia mía y de muchos…. va atando de pies y manos.
Por eso, me han sonado liberadoras las palabras de Jesús:
“¡Desatadlo y dejadle andar!”
Nos vemos muchas veces como María diciendo: Ya sé que han dicho… Ya me han contado que… Yo también creo pero… ¡Vete a saber!... Sin atrevernos a saltar, a soñar, a confiar…
Por eso, me han sonado liberadoras las palabras de Jesús:
“Yo soy la Resurrección y la vida!”
Otras veces dejamos pasar las cosas o, lo que es peor, las personas. Y dejamos pasar el tiempo y la oportunidad y el compromiso. Se pasan. Se pudren y huelen mal. Y creemos que ya no tenemos solución.
Por eso, me han sonado liberadoras las palabras de Jesús:
“¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?”
O cuando nos hacemos impermeables y no nos mancha el hombro las lágrimas de los demás, cuando no vibramos por la alegría o el dolor de las otras personas, cuando la compasión es un decir y no un sentir,…
Por eso, me han sonado liberador el gesto de Jesús:
-Jesús conmovido lloró.
En VER documentos ADJUNTOS = La hoja de La Palabra.
(Sábados a las 19,00h en BerriOna, encuentro abierto= La Palabra)