Desde Evangelio domingo 19 marzo

  • 18 de Marzo de 2017
imagen Desde  Evangelio domingo 19 marzo

Es un diálogo lleno de fuerza, de compasión, de acogida…

Jesús se libera de prejuicios (una mujer, una samaritana, a esta hora…) y del qué-dirán (hasta los discípulos se extrañan de que estuviese hablando con una mujer) y se pone en el lugar de la mujer. La mira a los ojos, comprende su vida y su sed. Por eso le ofrece un agua nueva, una vida nueva, un Dios nuevo.

Y la samaritana va descubriendo que no solo necesita agua, el agua que contiene el pozo. Sino que se ve necesitada. También tiene sed de cariño, de seguridad, de felicidad, tal vez (seguro que sí!) de Dios.
Ella se oculta en sus tradiciones de siempre (el pozo) y se agarra a sus seguridades (el cubo, el cántaro).

Hasta que poco a poco, el diálogo se hace escucha, comprensión, acogida, silencio y liberación. Y a través de la conversación la samaritana va descubriendo a Jesús: primero era un judío, después un profeta, el Mesías y por fin el Salvador del mundo.
Y la mujer primero era una samaritana, mas tarde una mujer dispuesta a cambiar de vida y a soñar en el amor, y al final una discípula.

“El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed”-le dice Jesús.

La mujer regresó trasfigurada, renovada, con un ritmo nuevo.
Era la de antes, pero ya no era exactamente la misma. De hecho, dejó allí el cántaro.

“Dejó el cántaro, se fue al pueblo y le dijo a la gente: ¡venid a ver…!”


Un texto para leerlo de nuevo (Juan 4, 4-42), guardar silencio y preguntarse: ¿dónde me oculto yo? ¿a qué seguridades de agarro? ¿de qué tengo sed?

¡Buen fin de semana!
Asteburu ona!


Aquí arriba, en VER ADJUNTOS tienes la hoja de La Palabra

(Todos los sábados a las 19,00h en el Centro pastoral BerriOna = La Palabra.
Espacio y tiempo abiertos para comentar el Evangelio del domingo. Compartiendo en grupo, desde la vida. Si tienes sed, pásate!)


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