Diálogos. Desde evang 04 Dic.22

  • 04 de Diciembre de 2022
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Dice un cuentito de Jorge Bucay:
“Me levanto una mañana. Salgo de mi casa. Hay un pozo en el camino. No lo veo y caigo en él.
Al día siguiente. Salgo de mi casa. Me olvido de que hay un pozo en el camino. Y vuelvo a caer en él.
Tercer día. Salgo de mi casa. Tratando de acordarme del pozo del camino. Lo recuerdo y … no veo el pozo y caigo en él.

(Y así sigue…) Hasta que el décimo día. Me doy cuenta. ¡Por fin hoy! de que es más cómodo caminar por el camino que está enfrente.


Pues bien, hoy Juan el Profeta y el Bautista y, a través de él, el evangelio, nos invita a caer en la cuenta.
A ser conscientes del momento que vivimos. (A todo los niveles: personal, familiar, relacional, social-político..etc. )

Porque sólo desde ahí podremos escuchar la voz que grita en el desierto y que dice: “¡Convertíos! porque está cerca el Reino de los cielos”

Solo desde ahí (despiertos al tiempo que vivimos) podemos oír el grito. El grito estridente y doloroso que suena en nuestro mundo. Es el clamor de tantas personas y pueblos que se ahogan de sufrimiento y el dolor y la injusticia.
(“los pobres de la tierra levantan hoy su voz- dice la pequeña canción que….)

Caer en la cuenta para que eso nos afecte.

Caer en la cuenta es lo primero para convertirse.
Pero luego, en segundo lugar, Convertirse es “ponerse en camino”
Como el Hijo pródigo de la parábola: “Me levantaré y me pondré en camino a donde está mi Padre y le diré….”
Convertirse es darse la vuelta.


Además, como aquellos que acudían a Juan (dice que “acudían en masa gente de Jerusalén, de todo Judea y del valle del Jordán”)
El recorrer el camino con otros/otras ayuda.
No estamos solos en este sueño de un mundo y un sociedad distintos.
Somos muchos: creyentes, gentes de otras religiones, no creyentes….Hombres y mujeres religiosos o no…

El movimiento de la conversión, según dice Juan el Bautista, tiene una razón: “Porque ya está aquí el Reino de los cielos, el reino de Dios”

La conversión es el resultado de experimentar la presencia de Dios. No la condición para la misma.

Dios nos acoge con nuestras debilidades y pecados, PERO cuando nos encontramos con ÉL sentimos una necesidad imperiosa de convertirnos, de cambiar nuestras actitudes de vida. De vivir los valores del Reino que Jesús nos enseña.

Por ello, siempre el convertirnos nos llevará a dar frutos.
“Dad el fruto que pide la conversión” o “Todo árbol que no de fruto será talado” –dice el profeta.

Y por último. El mismo Juan nos dice que, a pesar de todo, su bautismo es solo externo y un signo (“Yo os bautizo con agua como señal de conversión”)
Pero que el que viene, el que está, el Mesías, Jesús os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

Es decir os hará nuevos. Os cambiará por dentro. El encuentro con él dará otro sentido a la vida. Soplará el espíritu en vuestra vida.


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