Diálogos. Desde evang 3 abril22
- 03 de Abril de 2022
¡A cuántas personas o grupos de personas colocamos tantas veces en medio!
Y cuántas veces, escondidos y disimulados entre el grupo de gente que hace corro y coro, nos disponemos a lanzar nuestras piedras en forma de
-palabras hirientes (a veces, camufladas de esa autosuficiencia que dice: “yo siempre digo la verdad”),
-de chistes homófobos,
-de palabras racistas,
-de rumores repetidos y asumidos,
Nos disponemos a lanzar piedras en forma de no acogida, de no escucha, o de silencios miedosos o despectivos.
Y además –como creyentes- hasta nos atrevemos a decirle a Dios “Y ¿tú qué dices? (Como le dijeron a Jesús)
Queriendo ponerle a nuestro favor.
“Los escribas y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio….”
El final del relato (una escena llena de tensión y dramatismo) dice que Jesús se quedó solo con la mujer, que seguía en medio.
También está en medio
Pero ahora la actitud de Jesús es totalmente distinta.
Primero, Jesús está agachado. Es decir se pone a su nivel, a su lado. Su actitud es de respeto y escucha.
Dice el evangelista que entonces…Jesús se incorporó y le preguntó: ¿Dónde están? ¿Nadie te ha condenado?. Tampoco yo te condeno.
Y cuando la mujer levanta los ojos ve a uno que la mira de una manera distinta a los otros.
“Lo que salva es la mirada” decía Simone Weil.
La mirada de Cristo es en cierto sentido creativa. Llama a la persona a la existencia. Es una mirada que salva.
Jesús nos muestra el amor compasivo y misericordioso de Dios.
Un amor que acoge, perdona y rehabilita. Y, por lo mismo, nos ayuda a salir de la esclavitud del pecado.
Por último:
Le dice “vete y en adelante no peques más”
Jesús no justifico sus acciones malas, el mal.
No le dijo no te preocupes sigue haciendo lo que haces o viviendo como quieras. No. No salva el mal en sí. Pero sí a la persona.
El tomar conciencia de que Dios es amor y que me mira con amor nos ayuda a cambiar.