Diálogos. Desde evang 6 marzo22

  • 06 de Marzo de 2022
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1.- Si no tienes tentaciones es que no vives. O peor aún, es que vives metido en la oscuridad, en la indiferencia, en la insensatez.
La tentación está ahí, rodeando nuestra vida. Devaluando nuestros valores. Tentando una u otra vez a que deje ser lo que soy o a dejar de hacer aquello a lo que estoy llamado.
Y esto a nivel personal. Pero también a nivel familiar y social….
La tentación está ahí. Para que tampoco me implique en el proyecto global de la sociedad y del mundo y de la naturaleza.
En ese proyecto de un mundo y una vida en paz (y no en guerra), en libertad y en justicia para todos y todas.
La tentación se hace indiferencia ante las situaciones desgarradoras, injustas y dolorosas de la vida.
Con razón el Papa Francisco dice: “El mundo tiene necesidad de signos concretos de solidaridad, sobre todo ante la tentación de la indiferencia”.

2.- La tentación es una consecuencia de nuestra libertad. Ante la tentación tenemos la posibilidad de escoger en cada momento. Ahí está nuestro riesgo y nuestra grandeza.

Como hacemos cada vez que rezamos el Padre Nuestro, hoy también pedimos, cada uno y todos juntos, “No nos dejes caer en la tentación…y líbranos del mal”
No se trata de ir contra algo, contra el Mal. Sino el ir a favor del Bien.

3.-Comenzaba el evangelio de hoy diciendo que Jesús, lleno del Espíritu Santo, fue conducido por el Espíritu al desierto.
Yo he tenido la experiencia, como muchos de vosotros también, de estar en el lugar exacto en el momento justo. De estar donde hay que estar.
Algunos lo llamarán casualidad o destino, yo creo que, cuando estamos llenos del Espíritu Santo (=es decir de consciencia, de confianza en Dios, de ojos abiertos en la vida,…) sabemos que es Dios quien nos lleva, nos conduce y nos pone en esa situación..

Dice el evangelio que Jesús “fue conducido por el Espíritu al desierto”
Cuando estamos llenos del Espíritu es el aire, el viento, el fuego de ese mismo Espíritu el que nos lleva y nos saca de nuestra rutina o nuestra apatía. Para estar donde hay que estar. Para cumplir ese plan que Dios (desde mi libertad) tiene para mí. (Pero para eso hay que estar lleno del Espíritu, como lo estaba Jesús.
De aquí la 2ª petición: “Señor dame tu Espíritu”

3.-Y por último, Jesús respondió a las tentaciones apoyándose (también) en la Palabra de Dios. (Y así responde a cada una de las tentaciones).
Que para nosotros, los que nos decimos creyentes y seguidores de Jesús, la Palabra de Dios, el mensaje de Jesús, el Evangelio sea el punto de referencia, la propuesta a seguir, la confianza con la que actuar, el aliciente para actuar.
Que el evangelio de Jesús, esté en el centro de nuestras comunidades.

3ª petición:
Señor que tu Palabra nos abra el corazón. (como dice una canción)


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