Real como la vida misma.
El rico se ha hecho ciego y sordo ante la presencia del pobre y de sus peticiones de dolor. Ignora al pobre. No se entera. Hasta el perro tiene más sensibilidad que él.
Hay demasiada gente que no existe para nadie, que no interesa a nadie, nadie se fija en ella.
Camina por la vida pero no habita en ningún corazón.
Y entre ellos, este sistema económico va cavando una fosa cada vez mayor.
“Tengamos la suficiente fuerza para no cansarnos en el camino de desenmascarar el egoísmo de los poderosos y sus programas económicos. Tengamos el coraje de analizarnos a nosotros mismos y ver cuál es la calidad de nuestros sentimientos. Si vivimos con sentimientos suficientes de compasión y de misericordia como para admitir en nuestras vidas y en nuestra sociedad a personas empobrecidas y refugiadas.
La Palabra de este domingo nos invita a vivir una vida abierta y solidaria. No podemos descansar tranquilos, como el rico Epulón, en “lechos de marfil”, en lechos hechos de euros, mientras otros mueren de hambre y sed” (A.A.)
VER Adjunto hoja de "La PALABRA, en escucha-compartida-desde la vida"