Diálogos. Desde el evang 14 Nov

  • 14 de Noviembre de 2021
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1.-Cuando de nuevo oímos las noticias y/o nos asomamos al mundo, no puede por menos de preocuparnos cosas como: La crisis energética, la salud mental debilitada por la pandemia, las tensiones geopolíticas, el cambio climático,….
Los injustos y dolorosos conflictos en las fronteras, la muerte violenta de tantas y tantos, la situación económica, la pandemia, el control del ciber espacio,…
Cosas que escapan a nuestro control. Que la mayor parte de las veces nos superan.

Y además está también la situación de “nuestra propia casa”: Mis enfermedades, mis relaciones que muchas veces no controlo, mis miedos, mi propia muerte o la de los míos. Mi futuro tantas veces incierto…..

Vivimos en cierto modo en lo incierto, en la incertidumbre.. Con razón decía Bauman (el sociólogo y filósofo polaco)= Que “la única certeza que tenemos es la incertidumbre”.


2.- El evangelio de hoy también parece expresarlo muy bien con estas palabras inciertas e indefinidas:
“En aquellos días”
“Después de esa gran angustia”
“Cuando suceda esto”…..


Y sí es cierto que la vida es ir atravesando incertidumbres.
Pero también es cierto que en medio de ella (en medio de la vida) aparece (dice el Evangelio de hoy) una luz:
“Entonces verán al hijo del Hombre”
“Cuando veáis que esto sucede, sabed que Él está cerca”
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”

Como dice el poeta: “Y de repente llega uno con mucha luz, y no le importa lo oscuro que estás, y se queda ahí, a un ladito tuyo. Alumbrándote”


Es la ESPERANZA. La esperanza cristiana. Que no es un optimismo ingenuo, ni una ilusión vana.
Es la fuerza de la confianza (en Dios), que nos hace decir como al apóstol: “Sé de quién me he fiado”

Es el saber que las palabras (el mensaje, la vida,…) de Jesús no pasarán.

No es cuestión de ser optimistas o pesimistas. La esperanza es otra cosa. El creyente experimenta la vida como algo que está en marcha hacia su plenitud. La vida está siendo trabajada por la fuerza salvadora de Dios.
En el interior del hombre, y de la mujer, de esperanza crece una convicción: Dios está apareciéndose (Está ahí, cerca!)

Esperar es promover, con aliento vital profundo, lo mejor que soñamos.

Así caminamos una vez más,
a tientas, abriendo camino,
tropezando en la niebla,
porque queremos besar las estrellas,
iluminar el lado oscuro de la luna,
sembrar esperanza allí donde la luz se apaga,
donde el dolor nos produce desazón…

No es vano nuestro esfuerzo de encontrar el arco iris para superar la inmanencia,
para ir más allá, o mucho más acá, donde late el corazón,
donde el rescoldo de la ternura nos habla de nuevo al oído y nos dice: “yo te quiero”

Es preciso cavar los surcos donde germinan semillas de amor y de justicia.

Es preciso confiar en Dios, en el Dios de la VIDA (con mayúsculas).


Con Pedro Casaldáliga cuando dice:
"Es tarde pero es nuestra hora
Es tarde pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro.
Es tarde pero somos nosotros esta hora tardía.
Es tarde pero es madrugada si insistimos un poco"


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