Desde Evang domingo 12 Julio
- 11 de Julio de 2020
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A veces decimos u oímos decir: ¡Hay mucho mal”
Pero cuando nos ponemos a observar el interior de la vida, de las vidas, nos quedamos sorprendidos ante la bondad, la entrega, el sacrificio, la generosidad, la lucha, el amor verdadero...
Estamos en la nueva normalidad, decimos: Pero por encima de lo de siempre, del simple regreso a lo de antes, se va abriendo paso la importancia del “ser” por encima del “hacer”, la importancia de las cosas esenciales por encima de las superfluas. Y, quizás, llegan tiempos nuevos para una responsabilidad colectiva.
Por detrás del consumir y depredar la naturaleza y la tierra, se destacan acá y allá la conciencia ecológica, sostenible y respetuosa con el medio ambiente y la naturaleza y las acción personales y comunitarias por cuidar la Casa común y el planeta.
Por encima de la indiferencia hacia la práctica religiosa, sin embargo el latido y la sed de lo espiritual no se extinguen. Y se buscan nuevas maneras de vivir y de expresar el deseo de espiritualidad inherentes al corazón de todo ser humano.
“Y es que esa semilla que crees ínfima, contiene un árbol que contiene un bosque” (A. Jodorowski)
Jesús aprovechó la imagen del sembrador que sale a sembrar las semillas, para explicarnos gráficamente la fecundidad de la semilla-evangelio cuando es acogida por la tierra-vida.
La energía transformadora del evangelio está ahí trabajando calladamente. Y cuando hay sed de justicia y amor seguirá creciendo.
Y es lo que tienen las parábolas. Que tienen muchos matices. Podemos ser semilla. Pero también tierra. Pero también el sembrador.
Y como sembradores lo nuestro no es cosechar éxitos, conquistar la calle, dominar la sociedad, llenar las iglesias, imponer nuestra fe religiosa,… Sino ser seguidores y seguidoras de Jesús que siembren por donde pasan palabras de esperanza y justicia y gestos de compasión.
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La hoja de La Palabra de este domingo. (En Ver Adjuntos)