Desde Evang domingo 22 Marzo
- 21 de Marzo de 2020
Esta situación creada por el coronavirus nos ha hecho caer en la cuenta una vez más de nuestra propia fragilidad, vulnerabilidad e indigencia.
Pero desde ahí y al mismo tiempo nos está haciendo más conscientes de la necesidad de los demás; de que necesitamos de las otras personas, de que no solo somos dependientes sino inter-dependientes, de que todos nos necesitamos y de que los otros/otras necesitan de mí.
Y de que todos somos iguales, que nadie es más que nadie; esta situación nos pone a todos en el mismo nivel.
Y al mismo tiempo, todo esto nos ha llevado, nos está llevando: a valorar más el cuidado, el cuidar. En el cuidar nos va la vida y lo expresamos, por eso, con aplausos agradecidos
A valorar la solidaridad –se multiplican los gestos y acciones- Y descubrir a las otras personas que viven en torno nuestro.
A compartir preocupación y vida.
A valorar el silencio, la meditación.
A fomentar lo sencillo y lo poco.
A poner “mas corazón en las manos” (S. Camilo Lelis)
Y a caer en la cuenta (como dice el papa Francisco) de los “santos de la puerta de al lado”
Y es que “solo el amor convierte en milagro el barro” (como canta Silvio Rodríguez).
Es lo que vemos en el Evangelio de este domingo. Aquel barro (expresión de lo frágil que es el ser humano) puesto en los ojos del ciego pero tocado por la fuerza de la compasión y del Amor de Jesús produjo y produce el milagro de la Luz y la Vida.
Y a veces –como el ciego- no sabemos cómo:
“No sé, solo sé una cosa que yo antes era ciego y ahora veo”
Pero –también como él- en el fondo del corazón intuimos que ha sido el AMOR el artífice del cambio.
“Creo, Señor”
“En tu luz, Señor, vemos la luz”
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