Desde Evang domingo 24 Junio
- 24 de Junio de 2018
La fiesta de San Juan nos enseña a no vivir anclados en el pasado o al margen de los acontecimientos históricos.
Mirar confiadamente en Dios que puede y hace todas las cosas nuevas.
No creer en la promesa de Dios es vivir mudos como Zacarías. Entrar en el proyecto de Dios es recuperar el habla y encontrar luz y recuperar la esperanza en medio de las sombras de la vida.
Juan nos habla de lo nuevo. Lo que parecía imposible (unos padres ya mayores y sin futuro de vida) se hace realidad y posible. Un niño que es el precursor de una palabra nueva y definitiva dirigida por Dios a la humanidad.
“Ninguno de tus parientes se llama así!” Juan rompe la tradición religiosa que había quedado encajonada en los ritos y leyes y anuncia un nombre nuevo: Jesús el Mesías.
Juan nos enseña a ponernos en segundo lugar, no por servilismo o falsa humildad, sino por la lucidez de saber que la Palabra de Jesús es la principal
(quizás por eso en la tradición, para Jesús se eligió el solsticio de invierno el 25 de Diciembre, (“conviene que él crezca...”) Para Juan el solsticio de verano el 24 de Junio (“...Y que yo disminuya”).
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Foto: imagen de San Juan en Agurain-Salvatierra