Desde Evang domingo 15 Abril

  • 15 de Abril de 2018
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Los regalos no se merecen, vienen, se dan, se reciben y se abren. Pero no se merecen.
Déjate sorprender hoy. Por los acontecimientos, las personas, las palabras, por la naturaleza, por la vida. Que se nos regalan.

Dios es un regalo inadvertido que aparece por sorpresa, una y otra vez, cuando estamos “entretenidos” con nuestras cosas (= “estaban hablando de estas cosas, cuando….”)

Al principio, pensamos que no puede ser, que quizás es una fantasía mía, nuestra. Y la duda, el temor, la alegría, la sorpresa se mezclan en un mismo tiempo.

Pero poco a poco: el saludo de paz, el poner cara a las personas (= “soy yo en persona”), las heridas y cicatrices de tantos, la comida compartida, el recordar la Palabra… van dejando paso a la revelación y a la transformación de vida.

Y entonces, otros/otras también cuentan cómo le han reconocido por el camino y al partir el pan.

¡Déjate sorprender!, ¡Dejémonos sorprender por Dios! para que se nos abra el entendimiento y nos convirtamos en testigos (= “vosotros sois testigos de esto”).


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