Desde el Evangelio domingo 16 Julio

  • 15 de Julio de 2017
imagen Desde el Evangelio domingo 16 Julio

Vamos a repartirnos los papeles. Unos, el SEMBRADOR. Otros, la SEMILLA. Y otros, la TIERRA,
Y aunque todos/as somos y tenemos un poco de cada uno. Pero tú, hoy, ¿con cuál de los tres te identificas más?


El SEMBRADOR:
“Un año más. El sembrador va echando
la semilla en los surcos de la tierra.”

Es constante. Cuida los pequeños detalles. Confía y cree. Porque sabe que no todo depende solo de él mismo.
Mientras esparce la semilla sueña ya en los frutos.

Algunos de los sembradores dicen: “A nosotros nos toca sembrar, otros recogerán”. Y está bien. Aunque a veces me parece que expresa un falso consuelo y un poco de desconfianza. Expresa buena intención pero… los sembradores siembran y lo hacen para recoger frutos.

El papel del sembrador es fundamental. Debemos sembrar en la vida



La SEMILLA
“En su pequeñez, cada semilla contiene
el espíritu del árbol que será después”

Estás preñado, lleno de posibilidades. Has recibido unos buenos genes. Has tenido personas, acontecimientos, experiencias que te han enriquecido.
Ahora debemos ser humildes y devolver a la vida y a Dios y a los demás lo que nos han dado y somos.
“Si el grano no cae en la tierra…” –dirá Jesús.
¡Sois semillas del Reino plantadas en la historia!


La TIERRA
“La tierra va dando su fruto”

Tierra blanda, removida, mullida. Agradecida y dispuesta a nutrir y hacer crecer la vida. Esperanza del labrador. Deseosa de recibir y de dar.
Aunque algunas veces nos hagamos tierra al borde del camino, tierra dura, impermeable, que todo le resbala y le rebota. Que no se emociona ni llora por las desgracias ajenas.

Sois la tierra donde se enraízan los buenos valores de la vida.


.-.-.-.-.-.-.-.
El Evangelio de hoy. Del evangelio según san Mateo (13,1-23):

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»




  • Diálogos / Elkarrizketak
  •    

Redes sociales