Ante el 1º de mayo

  • 29 de Abril de 2017
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A menudo escuchamos que hemos salido de la crisis, que la economía ha mejorado y que se está creando empleo. Escuchamos menos que esta bajada del desempleo lleva consigo precarización y pérdida de derechos: temporalidad, inestabilidad, falsos autónomos, horas extras no remuneradas y más pobreza. Según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en marzo el paro bajó en 48.559 personas, muy pocas comparadas con las 3.702.317 que continúan aún registradas en las oficinas de empleo, llevándose la peor parte las mujeres y las personas jóvenes.

Apenas se dice tampoco que tener trabajo no es garantía hoy de poder vivir con dignidad. Los denominados «trabajadores pobres», los nuevos excluidos del siglo XXI, representan ya el 14,8%, mientras que el 22,1% de las personas de nuestro país se encuentra ya en riesgo de pobreza y exclusión (Informe Análisis y perspectivas 2016. Fundación FOESSA, Cáritas. Nov 2016) .

Asistimos a la globalización de la economía, no hay fronteras para el capital, sin embargo levantamos muros y fronteras para las personas. Ante esto, es urgente tender puentes, poner en el centro a la persona.

El papa Francisco hace énfasis, en la Laudato si’ (127-128), que el ser humano debe estar en el centro de la vida y también nos recuerda que «sin trabajo la dignidad está herida» (Terni, 20.03.14).


Ver completo aquí, en DOCUMENTOS ADJUNTOS: "Tender puentes en el mundo obrero y del trabajo"


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