Desde el Evangelio domingo 26 de Marzo

  • 24 de Marzo de 2017
imagen Desde el Evangelio  domingo 26 de Marzo

También yo muchas veces, me descubro y me veo ciego.

Cuando hablamos de solidaridad con los pobres, de los que sufren, pero luego nuestras opciones y actitudes no reflejan con fuerza ese decir.
Cuando las imágenes de la injusticia y el sufrimiento de las personas y pueblos en la televisión decimos que nos impactan… pero luego nuestra vida sigue igual.
O cuando consumimos acontecimientos, noticias, encuentros con prisa… sin pararnos a ver qué hay detrás, de qué y cómo me habla Dios ahí.
Ciegos cuando no vemos al otro como un hermano… sino como un competidor, como un extraño, como un problema en vez de cómo una oportunidad.
Cuando no miramos al corazón o no abrimos los ojos, para descubrir a las otras personas… y llevarles un poco de luz.
Cuando los ruidos ya no nos dejan escuchar el silencio. O la inmediatez nos impide levantar la cabeza y mirar al cielo..

El personaje del evangelio de hoy me cae bien porque es un hombre sencillo que expresa su fe en Jesús de una manera concreta y práctica y sin mucha palabrería.
Expresa su propia experiencia personal (ni sus padres ni nadie). Lo cuenta en primera persona: “Soy yo. Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y ahora veo”. Y no solo cuenta sino que expresa lo que ha vivido diciendo: “Yo creo que el que me ha abierto los ojos es un profeta”. Aún no conoce a Jesús pero lo intuye y lo presiente.
(Será solo al final del relato cuando ya puede llegar a concretar más su encuentro como un encuentro con Dios mismo. Es cuando dice: “Creo, Señor”.


Este ciego de nacimiento nos podría hoy decir:
(Es un texto de Dolores Aleixandre)

“Aflojad la tensión de vuestras manos y dejad que se os escapen las riendas con las que intentáis controlar todo, incluso a Dios. Liberaos de vuestra obsesión por fiscalizar los "cómos" y dominar los "porqués": tampoco yo conseguí entender por qué untaba mis ojos con aquel barro espeso que parecía cegar aún más mis pupilas. Pero me fié de su palabra, me dirigí a tientas a la alberca de Siloé, me lavé y, junto con el barro, se fueron mis tinieblas y me vi sorprendido por la luz como en la primera mañana de la creación. Aceptad el desafío de creer que el barro puede ser portador de luz, confiad en las manos de quien lo aplica a vuestros ojos, reconoceos en la negativa farisea de aceptar que la luz pueda llegar por otro camino que no sea el de los propios candiles y lámparas.
Decidíos a creer que Alguien sabe mejor que vosotros qué es lo que os cura y lo que puede hacer luminosa vuestra vida y no os contentéis con conocerle solamente por el sonido de su voz y el roce de sus manos: porque él os sigue buscando para que podáis contemplar también el rostro del que procede toda luz.
Dad fe a la Palabra que os asegura que vuestras carencias y cegueras no os encierran definitivamente, sino que pueden ser puertas abiertas para el encuentro y entregad vuestra fe y vuestra adoración a Aquel que no pasará nunca de largo por las cunetas de vuestros caminos”


En VER ADJUNTOS = Hoja de La Palabra de esta semana 25/26 Marzo.
Todos los sábados a las 19,00h Tenemos un espacio abierto para comentar el texto del evangelio.


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