¿Qué es lo que Dios espera de mí en esta vida?
Su respuesta sería lo que llamamos la vocación. La llamada que hemos recibido y que en definitiva tenemos que contestar.
El responder a esta pregunta supone un discernimiento personal.
Y es que el evangelio de hoy no es tanto para rompernos la cabeza de cómo será la vida después de la muerte sino para mirar a nuestra vida, aquí en este tiempo, y seguir fomentando en nuestro vivir, en nuestra vida las actitudes de la confianza y la esperanza
La muerte siempre es el gran enigma porque estamos hechos para la vida. Pero (claro!) la muerte irrumpe y cambia todo.
Hoy el Evangelio nos da serenidad. Serenidad que no viene del razonamiento sino de la confianza. La fe es creer que hay salida que hay posibilidad. Es creer que la muerte no es la última palabra que Dios redime y salva al que muere. Jesús dice que morir es una transición, que es “un ponernos en manos de Dios, en el amor de Dios que salva”
En la vida muchas veces no hay evidencias sino incertidumbres. Y entonces hay que optar, altar, confiar y creer.
Nosotros ante la vida, la muerte también en la vida muchas veces hay tenemos que hacer un salto confiado, un salto de fe.
Y confiar en la palabra de Jesús que hoy dice “Dios no es Dios de muertos sino de vivos porque para él todos viven”
Esta semana en el encuentro que un grupo tuvimos en “La Palabra” comentando y compartiendo este evangelio… salían dos palabras, dos actitudes primeras: La confianza y la esperanza.
Y es que ante …la muerte-vida-resurrección hay que apoyarse en la confianza, en la esperanza, en el amor…
Los cristianos tenemos que recordar, ahora más que nunca, que creer en la Resurrección es mucho más que cultivar un optimismo barato en la esperanza de un final feliz.
El creyente siente que desde aquí mismo, y desde ahora, se nos llama a la Resurrección y a la vida. Y que por lo mismo debemos hacernos dignos de tomar parte en ella.
Y (recordar de nuevo las palabras de Jesús que nos dice) “ Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, porque para él todo viven” (o todos deben vivir)
¿Por qué nos empeñamos en verte
como antagonista de nuestra vida,
amenaza de nuestra libertad,´
juez de nuestro amores,
aguafiestas de nuestras alegrías,
tropiezo de nuestros andares?
¿Porqué te tratamos
como texto escrito,
o como idea de libro y reflexión de grupo,
como liturgia y rezos de oraciones hechas?
¿Por qué jugamos a ponerte a prueba de nuestras preguntas,
a atraparte con nuestros torpes saberes,
o a hacerte cómplice de nuestras decisiones?
¿Por qué desvirtuamos el amor y la compasión
y obviamos tu invitación a estar donde hay que estar
como humanos, ciudadanos y creyentes?
Oh Dios, Tú que eres el Dios de la vida
y no de muerte ni de suerte,
renuévanos y ponnos en sintonía
con tu Espíritu de siempre
y los signos que te preceden.
Borra nuestras falsas imágenes.
Que tu Espíritu grabe la suya para siempre. (F. Ulibarri)
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En ver Adjuntos: la hoja de la Palabra de esta semana. Cada semana (jueves a las 19,30h y sábados a las 19,00h. Para que elijas el día que mejor te viene) encuentro con el Evangelio de Jesús. Este día ha venido una persona nueva para conocer estos encuentros. Anímate tú también.