Desde el evangelio domingo 16 Oct

  • 16 de Octubre de 2016
imagen Desde el evangelio  domingo 16 Oct

La oración de la persona creyente a Dios, gráficamente, es más una elipse de ida y vuelta que una mera flecha hacia arriba.
Y es que el creyente invoca a Dios, y cuando le pide y le suplica desde su situación… en ese mismo momento, confiado, siente la fuerza, la Palabra o el silencio de Dios que le anima y le ayuda a hacer realidad aquello que pide.
Pero además, está el grito de tantos y tantas que claman justicia. Un grito que clama al cielo y al que Dios no es indiferente.
“He oído el clamor de mi pueblo….(Gn 3,7)

La parábola de hoy nos trae antes que nada un mensaje de confianza. Los necesitados no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. En Jesús de Nazaret descubrimos su respuesta compasiva ante quienes le gritan “¡Ten piedad de mi! ¡. apiádate de nosotros!

Por eso cuando le decimos y le rezamos a Dios que cambie este situación injusta, recibimos al mismo tiempo la fuerza, confiados, para trabajar, con otros, para desterrar esa injusticia.


  • Diálogos / Elkarrizketak
  •    

Redes sociales